domingo, 26 de octubre de 2008

Imperialismo Cultural

Por: Laura Orozco, Felipe Tello, Camilo Reyes y Tatiana Cardenas.

Imperialismo cultural

Se llama Imperialismo cultural a toda forma de imposición ideológica desarrollada a través de los medios de comunicación y otras formas de producción cultural a fin de establecer los valores de una sociedad dominante en una determinada sociedad periférica o dependiente.

Este nombre fue impuesto por una corriente crítica que tuvo un gran auge durante las décadas de 1960 y 1970 en Europa y América Latina. Fue la llamada "Teoría Crítica" o "Sociología Crítica-Ideológica" y nació de conceptos surgidos en la Escuela de Frankfurt. Esta corriente trataba de establecer una relación entre los esquemas de dominación económica globales, con el consumo de bienes culturales (principalmente productos de comunicación como programas de televisión, películas, obras literarias, etc. producidas en los países dominantes).

Esta corriente sostiene que los países ricos o altamente industrializados, no solo ejercían sus posiciones hegemónicas hacia las naciones en desarrollo en el plano económico, sino también en el cultural. El ejercicio de estas posiciones favorecía el consumo de productos culturales producidos en los países desarrollados, en los países en desarrollo, incluso por encima de las producciones locales.

Igualmente se sostiene que a través del consumo de estos productos se ejercen acciones de franco imperialismo cultural, en las que se trataba de exportar e imponer los valores y cultura de los países desarrollados, hacia los países receptores.

Imperialismo europeo

El imperialismo europeo está íntimamente relacionado con el de Estados Unidos. El imperialismo europeo se manifestó en la imposición de su cultura a sus antiguas colonias, siendo más profunda en el continente americano.
A los indígenas se les obligó adoptar la religión cristiana y el idioma de los conquistadores, teniendo igual suerte los negros secuestrados de África y llevados a América como esclavos.

Imperialismo norteamericano

En el caso de los Estados Unidos, el imperialismo cultural puede verse reflejado en lo impuesto por el cine de Hollywood, que intenta americanizar a las poblaciones de otros países por medio de fílmicas en donde prima la diversión al arte cinematográfico en sí. En dichas películas se muestran ideales de la cultura estadounidense, creando estereotipos en las culturas y forma de ser de las personas del resto de los países del mundo.

En otros medios de comunicación como la televisión o la música, la influencia estadounidense se expresa en que buena parte de los programas televisivos emitidos en el mundo son producidos en Estados Unidos. De igual forma, la música estadounidense en géneros como el rock y el pop es la más escuchada.

Herbert Shiller

Argumenta que en estados Unidos luego de la II Guerra mundial, surge un Nuevo imperio que reemplazará a los imperios coloniales sustentado en: fuerza económica y efectividad en comunicaciones. Igualmente dice que es un proceso dirigido por intereses comerciales, corporaciones transnacionales, caracterizado por estar basada en la electrónica ( en cuanto a la comunicación),teniendo un carácter estructurado hablando de interconexión de sistemas de comunicación con el poder.

También defiende que la globalización de la comunicación ha sido dirigida por los intereses comerciales de grandes corporaciones transnacionales con sede en los EEUU, con frecuencia actuando con intereses políticos y militares.

Sostiene que el sistema de radiodifusión es un sistema comercial dominado por las grandes redes creadas para obtener ingresos a través de la publicidad. Cuando los países desarrollados adoptan un sistema comercial de radiodifusión, también se implican en un proceso de transformación cultural y dependencia en la que los valores del consumismo predominan sobre las motivaciones tradicionales.

25 años después Schiller reconoce que su tesis no puede mantenerse en su forma original, aunque mantiene una visión demasiado uniforme de la cultura norteamericana. El imperialismo cultural americano se ha convertido en un predominio cultural de las corporaciones transnacionales.

Igualmente argumenta que en lugar de decir que el imperialismo norteamericano acaba con las culturas tradicionales, hay que observar que la globalización es sólo una serie de encuentros culturales a través de los cuales los valores, creencias y formas simbólicas de diferentes grupos se han impuesto unos a otros.

La asimilación de un programa no es una transmisión de sentido unidireccional sino un encuentro creativo entre ambos. Se ha demostrado que la recepción y apropiación de los productos mediáticos es un proceso social complejo en el que los individuos dan sentido activo a los mensajes, adoptando varias actitudes hacia ellos y utilizándolos de manera distinta en el transcurso de sus vidas cotidianas.

Podemos considerar pues, la cultura, desde un punto de vista estático, “como un conjunto de obras y actividades artísticas y estéticas”, presente en el imaginario de muchas personas y colectividades, como señalan J.M Barber y A.M. Ochoa Gautier.

Identidad cultural



También puede ser considerarla desde una perspectiva más abierta y dinámica, como una memoria colectiva que hace posible la comunicación entre los miembros de una colectividad históricamente ubicada y que crea entre ellos una comunidad de sentido.

Si atendemos a la primera definición de cultura, la globalización puede verse entonces como una amenaza, pues esta es un fenómeno de comunicación (y por tanto de intercambio) global desigual en el que el flujo de comunicaciones circula más en un sentido que en otro, concretamente desde el centro a la periferia, rompiendo sus connotaciones geoestructurales para instalarse dentro de cada sociedad, en forma de élites y minorías marginadas.

Ello supone que en base a la manera que hemos concebido de construir la cultura esa intensidad de comunicaciones en un sólo sentido, puede contaminar, mimetizar o hacer desaparecer la cultura receptora si ésta no establece medidas de protección contra el fenómeno.

Estas medidas proteccionistas son lo que se conoce como políticas Culturales, históricamente relacionadas con la intervención pública del Estado en el control político y económico “interesado” de las informaciones, ideas y expresiones. Pero existen otras dinámicas que movilizan a las culturas hacia la integración, aunque para entenderlas es necesario concebir la cultura y su construcción desde el punto de vista dinámico y adaptativo, viendo así el fenómeno de la globalización, no como una amenaza, sino como una posibilidad de romper con la exclusión, como una experiencia de interacción multidimensional.

Tomando así a la construcción cultural como una serie de factores de integración junto con los nuevos actores y formas de comunicación regional, municipal y comunitaria que ha traído la globalización, así como la puesta en escena de culturas autóctonas (como es el caso de las teleseries latinoamericanas) en las cadenas de TV globales).

Así pues, la multiculturalidad, no tiene que ver sólo con darle espacio a las culturas locales excluidas por el nacionalismo centralista y excluyente del centro hacia la periferia, y por las políticas neoliberales de las empresas del centro; tiene que ver también con comprender el modo en que relatos profundos de identidad y memoria se reciclan en el curso cambiante de las modalidades de comunicación.

Tomándose de ese modo, si las industrias comunicacionales son tomadas a cargo por unas políticas culturales capaces de asumir lo que los medios masivos tienen de, y hacen con, la cultura cotidiana de la gente, entonces la identidad cultural de los pueblos podrá seguir siendo narrada y construida en los nuevos relatos y géneros comunicativos.

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